Si queremos mantener la salud y estética de un árbol, es fundamental realizar una poda correcta, ya que esta técnica es clave para controlar su crecimiento y conseguir que no se convierta en un problema. No importa si el árbol se encuentra en plena ciudad o en una zona rural, cualquier árbol necesitará ciertas intervenciones para adaptarse a su entorno. A lo largo de este artículo vamos a ver cómo debemos podar nuestros árboles para controlar su crecimiento sin influir en su vitalidad, y cómo esta práctica contribuye a una gestión más sostenible de tu espacio natural.
¿Por qué es importante podar para controlar el crecimiento?
La poda no solo es una técnica que se usa para mantener la estética y forma de los árboles, sino que también influye en su crecimiento. Un crecimiento descontrolado puede terminar llevando a nuestro árbol a invadir algunas estructuras o a generar sombra excesiva en zonas donde otras plantas puedan necesitar luz.
Es importante podar el árbol de manera correcta para reducir su tamaño o redirigir el crecimiento hacia dónde no cause problemas. Además, si eliminamos las ramas muertas o débiles estaremos promoviendo el desarrollo más saludable y robusto. Con esto no solo conseguiremos un entorno agradable, sino que estaremos reduciendo el riesgo de accidente en caso de tormentas u otras situaciones climáticas.
Técnicas de poda para controlar el tamaño de un árbol
Hay distintas técnicas conocidas para poder controlar el tamaño de los árboles sin comprometer su salud o su capacidad para seguir creciendo de una manera equilibrada. Vamos a ver las más populares.
Poda de reducción
Si lo que queremos es reducir el tamaño de un árbol sin eliminarlo esta es nuestra opción perfecta. Esta técnica recorta las ramas más largas hacia una rama lateral más pequeña o hasta el tronco principal del árbol. Este tipo de poda es perfecto para controlar el crecimiento vertical de los árboles o para controlar el crecimiento descontrolado de ramas horizontales.
Lo más importante para realizar esta técnica correctamente es no cortar ramas demasiado grandes, ya que podría debilitar el árbol o dejarlo vulnerable a ciertas plagas o enfermedades. Intenta siempre cortar justo por encima de un nodo de crecimiento o rama lateral para estimular al máximo el brote de nuevas ramas más pequeñas y manejables.
Aclareo
Esta técnica está diseñada para conseguir una mejor circulación del aire dentro del árbol y aumentar la luz solar en la copa del árbol. Esta técnica no reduce el tamaño del árbol en sí, pero sí que controla su densidad y aspecto, haciendo que el árbol crezca de forma más equilibrada y menos agresiva. Para hacerlo lo que debemos es eliminar selectivamente ramas internas.
Eliminar dichas ramas favorecerá directamente el desarrollo del crecimiento de ramas más fuertes y saludables, reduciendo así las necesidades de podas más agresivas en un futuro. Gracias a esta técnica también estaremos mejorando la seguridad del entorno al evitar caídas de ramas y troncos acumulados si suceden tormentas y otras condiciones.
Poda de formación
Esta es la mejor técnica para los árboles jóvenes, se realiza en los primeros años de vida del árbol y es crucial para poder moldear su estructura de forma correcta en el futuro. En esta etapa del árbol es más sencillo controlar el crecimiento hacia donde queramos. Podar un árbol en esta etapa es mucho menos invasivo que en un árbol adulto, y permite que se desarrolle más fuerte, disminuyendo el riesgo de roturas en el futuro.